¿Se te está haciendo cuesta arriba la vuelta a la rutina?
Vamos a tratar de ponértelo un poco más fácil con estas ideas de tuppers que realmente funcionan: son sabrosas, equilibradas y pensados para aguantar bien el día a día. ¡Con energía!
Lo primero de todo: revisa tus recipientes
Lo primero de todo: mi recomendación es que tus recipientes para transportar tus platos sean de la mayor calidad posible, por motivos tan básicos como estos:
No traspasan sabores ni olores de la comida.
No contienen disruptores endocrinos.
Son duraderos.
Son más amables con el medio ambiente.
Un buen primer paso sería revisar qué tuppers o recipientes tienes disponibles en casa y, si fuera necesario, comprar alguno para tus próximas elaboraciones 🫶.
Ideas para tus tuppers
Desayunos y meriendas
Estas opciones pueden resultar parecidas, pero no lo son. El yogurt y el pudding de chía son nutritivos, saciantes y muy versátiles a la hora de preparar. Coge tus tarritos de cristal y llénalos de combinaciones como:
Yogurt de griego, yogurt natural o kéfir con fruta de temporada. Puedes añadir granola o bien mix de frutos secos y semillas. Un poco de crema de cacahuete, canela y nibs de cacao. Si prefieres la opción vegetal, puedes decantarte por el yogurt de coco.
Pudding de chía: agrega la chía a la leche, bebida vegetal o yogurt y deja que se hidrate en la nevera. Si lo prefieres, puedes triturar la base con alguna fruta o calabaza asada antes de añadir las semillas de chía. Agrega la fruta que prefieras, copos de avena y especias al gusto. Algunos frutos secos partidos también pueden quedar genial.
Más opciones de desayunos para llevar:
Porridge de avena con cacao: La famosa receta de porridge con ese toque que el cacao puro en polvo aporta añadiendo extra de nutrientes. Un plátano por encima, un poquito de crema de frutos secos y… mmmmm.
Tostadas variadas: con un pan de calidad (masa madre y grano integral), añade hoja verde (espinacas baby, rúcula, canónigos) algo de proteína (bonito, salmón ahumado, huevo hervido, jamón serrano) y el toque cremoso de un aguacate o queso fresco. Unas semillas por encima con AOVE, sal y pimienta y verás que tostadas tan completas.
Para tus comidas
Las ensaladas suelen ser opciones muy cómodas para llevar.
Ensalada de quinoa: la quinoa aguanta genial en la nevera, así que puedes preparar para varios días y mezclar como más te guste. Te propongo añadir gambas, maíz dulce, aguacate, melocotón, germinados, cebolla morada y pimiento. Todo bien troceadito.
Ensalada de garbanzos con remolacha: aprovecha la quinoa que ya has preparado para mezclar con algunos garbanzos y añadir hoja de kale (previamente escaldada) con remolacha y migas de queso blanco. Añade unos arándanos deshidratados para generar contraste y un buen aliño.
Otras dos buenas opciones para tu comida son estas:
Poke bowl: algo que me preguntan mucho en las sesiones de acompañamiento es: pero si tengo que comer fuera de casa, ¿cuál sería una buena opción? Bien, pues los poke bowl son buenas opciones pero también lo son para preparar en casa. Una base de arroz, guisantes verdes o edamame, rabanitos laminados, salmón ahumado, aguacate y mango. Un chorrito de tamari o soja y ¡mira qué rico!
Brócoli con leche de coco y pollo: un plato que se cocina fácilmente y queda delicioso. Cocina el brócoli con caldo de verduras y leche de coco junto con las verduras que elijas (calabacín, zanahoria, pimiento) y dados de pollo. Añade especias (yo suelo poner curry) y potenciarás el sabor.
Zoodles de calabacín: una sencilla manera de comer más verdura con la clásica forma del spaguetti. Para ello necesitas un espirilizador, para darle forma al calabacín, Tendrás que saltearlo unos dos minutos por cada lado. Y después añadir aquello con lo que quieras combinarlo: boloñesa, carbonara, gambitas con setas…
Ensalada de pasta integral: cuece tu pasta y prepara un sofrito de espinacas, cherrys y setas portobello. Añade a la pasta cocinada el sofrito, huevo duro, parmesano y piñones.
Si necesitas llevarte algo para merendar, estos son mis favoritos:
Frutos secos.
Fruta.
Fruta con crema de frutos secos.
Hummus con crudités de verduras.
Tostadas sin gluten con algo de proteína.
Barritas energéticas preparadas en casa.
Infusión.
Hoy en día hacemos muchas menos comidas caseras que hace algunos años. Es mucho más fácil y accesible comprar comida preparada. Como algo puntual o ocasional está genial, pero como algo recurrente puede no ser del todo beneficioso para tu salud ya lo más probable es que puedas estar ingiriendo una gran cantidad de aditivos que tu cuerpo no necesita ni asimila bien. Si estás tirando a menudo de esta opción, lo más importante es leer las etiquetas e informarse al completo de lo que compramos 😌.
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Seguro que has oído hablar de los aceites esenciales para relajarte, perfumar la casa o cuidar tu piel… pero ¿sabías que algunos también se pueden usar en la cocina? ¡Vamos a aprender sobre ello!
Aunque solemos relacionarlos con la aromaterapia, hay aceites esenciales que son comestibles y pueden dar un toque especial a tus platos: más sabor, más aroma… e incluso algunas propiedades interesantes para la salud. Eso sí, no vale cualquiera ni de cualquier forma: es importante saber cuáles son seguros y cómo usarlos bien.
En este post me uno a FurryMasters para contarte las ventajas de cocinar con aceites esenciales, cómo integrarlos en tus recetas y qué precauciones tener en cuenta para que la experiencia sea tan rica como segura.
Los aceites esenciales pueden ser el secreto mejor guardado de tu despensa… si sabes cuáles invitan al bocado y cuáles no pasan del olfato.
¿Qué son los aceites esenciales comestibles?
Los aceites esenciales son extractos muy concentrados que se obtienen de plantas, flores, cáscaras o semillas mediante procesos como la destilación al vapor o el prensado en frío. Aunque la mayoría se utiliza para uso externo o aromático, algunos están formulados específicamente para ser ingeridos en pequeñas cantidades.
La clave está en la pureza y el tipo de uso indicado por el fabricante. No todos los aceites esenciales que encuentras en tiendas naturales son comestibles. De hecho, muchos están pensados solo para difusores o uso tópico, y pueden resultar tóxicos si se ingieren.
Para que un aceite esencial sea seguro en la cocina, debe estar claramente etiquetado como apto para uso alimentario. Es fundamental asegurarse de la calidad del producto.
Además, siempre es mejor optar por marcas que certifiquen su grado terapéutico y garanticen que no contienen disolventes ni aditivos.
Como son tan potentes, necesitarás muy poquita cantidad para su uso en la cocina. Además, te durarán muchísimo y en cualquier momento te permitirán aportar ese extra de sabor y frescura a tus elaboraciones.
Cuáles son los aceites esenciales más seguros para cocinar
¿Te apetece empezar a cocinar con aceites esenciales? Te proponemos una selección de aceites esenciales para cocinar que puedes usar con seguridad… ¡y con mucha creatividad! Eso sí, siempre en pequeñas cantidades (una gota puede ser suficiente).
Aquí te dejamos una lista con algunos de los más usados en cocina natural:
Aceite esencial de limón : fresco, cítrico y ligeramente ácido.
Usos: ideal para aliños, vinagretas, postres, infusiones o incluso para dar un toque refrescante al agua.
Precauciones: fotosensibilizante si se usa sobre la piel, pero seguro en cocina si se dosifica bien.
Aceite esencial de naranja: dulce, afrutado y suave.
Usos: perfecto para bizcochos, batidos, mermeladas caseras y postres con chocolate.
Precauciones: como con todos los cítricos, mejor usarlo con moderación para evitar un sabor amargo.
Aceite esencial de menta piperita: intenso, fresco y ligeramente picante.
Usos: va genial en postres, infusiones, trufas de chocolate o limonadas.
Precauciones: es muy potente, úsalo con cuidado (una sola gota suele bastar).
Aceite esencial de albahaca: herbal, fresco y ligeramente picante.
Usos: perfecto para pastas, salsas tipo pesto, aderezos o platos con tomate.
Precauciones: puede ser algo invasivo en grandes cantidades; mejor añadirlo al final de la elaboración.
Aceite esencial de orégano: fuerte, terroso y ligeramente amargo.
Usos: ideal en platos italianos, pizzas, guisos y marinados.
Precauciones: es uno de los más potentes a nivel medicinal; no usar en grandes dosis ni de forma prolongada.
Aceite esencial de jengibre: picante, cálido y con un toque cítrico.
Usos: va muy bien en currys, sopas orientales, galletas, smoothies o infusiones digestivas.
Precauciones: puede causar irritación si se usa en exceso. Combínalo con aceites grasos o líquidos para suavizarlo.
Aceite esencial de canela: dulce, especiado y muy aromático.
Usos: perfecto para compotas, galletas, cafés especiados o recetas de invierno.
Precauciones: muy concentrado, conviene diluirlo bien y usar mínimas cantidades.
Aceite esencial de hinojo: dulce, anisado, con un toque herbal.
Usos: combina muy bien con platos de pescado, verduras asadas, panes artesanales e infusiones digestivas.
Precauciones: evitar durante el embarazo o en personas con sensibilidad hormonal. Siempre usar diluido y con moderación.
Aceite esencial de romero: intenso, herbal y ligeramente amargo.
Usos: ideal en guisos, patatas al horno, panes rústicos y platos con carnes o legumbres.
Precauciones: muy concentrado; basta con una gota por preparación. No calentar en exceso para conservar el aroma.
Aceite esencial de ylang ylang: floral, exótico y ligeramente dulce.
Usos: muy especial en postres delicados, bombones, cremas y bebidas con leche vegetal.
Precauciones: es muy aromático, puede saturar fácilmente. Úsalo solo en preparaciones frías o templadas.
Aceite esencial de pomelo: fresco, cítrico y ligeramente amargo.
Usos: ideal en ensaladas, batidos, aguas saborizadas, marinados ligeros o postres frutales.
Precauciones: fotosensibilizante si se aplica en piel, pero seguro en cocina con dosis pequeñas.
Aceite esencial de melisa: suave, entre limón y hierba fresca.
Usos: excelente en infusiones relajantes, bizcochos, aguas aromatizadas o platos con tofu o pescado.
Precauciones: usar en frío para conservar su delicado sabor.
Aceite esencial de lima: ácido, vibrante y algo más dulce que el limón.
Usos: genial en ceviches, cócteles, salsas, postres cítricos o con chocolate.
Precauciones: como todos los cítricos, puede resultar amargo si se calienta demasiado. Úsalo en crudo.
Aceite esencial de geranio: floral, dulce, con un punto herbal.
Usos: se usa en repostería creativa, infusiones, batidos o recetas con frutas rojas.
Precauciones: tiene un sabor peculiar, conviene probarlo antes y usarlo solo en preparaciones dulces o frescas.
Aceite esencial de bergamota: cítrico, floral y elegante.
Usos: famoso por aromatizar el té Earl Grey, también va genial en galletas, helados, cócteles o vinagretas.
Precauciones: puede ser fotosensibilizante. Usar en frío y solo si es de grado alimentario (muchos no lo son).
Algunos aceites esenciales NO son aptos para la cocina:
Aceite esencial de eucalipto.
Aceite esencial de cedro.
Aceite esencial de pino.
Aceite esencial de abeto blanco.
Aceite esencial de clavo.
Aceite esencial de ciprés.
Aceite esencial de gaulteria.
Regla de ORO: Si el frasco no dice claramente «apto para uso alimentario», mejor no llevarlo a la cocina.
Beneficios de usar aceites esenciales en la cocina
Incorporar aceites esenciales en la cocina no solo aporta sabores y aromas únicos, sino que también puede traer consigo varios beneficios que enriquecen tus platos y tu bienestar:
Sabores intensos con poca cantidad: gracias a su alta concentración, con solo una gota puedes transformar una receta, realzando el sabor sin añadir calorías ni grasas extras.
Alternativa natural a los sabores artificiales: son una opción mucho más pura y natural frente a los extractos y esencias industriales.
Propiedades antioxidantes y antimicrobianas: algunos aceites, como el de orégano o el de romero, contienen compuestos que ayudan a conservar los alimentos y pueden aportar beneficios para la salud, como mejorar la digestión o reforzar el sistema inmunológico.
Versatilidad en la cocina: desde postres hasta platos salados, bebidas o aderezos, los aceites esenciales amplían las posibilidades creativas para innovar sin complicaciones.
Mayor frescura y aroma natural: aportan aromas frescos y vibrantes que pueden sustituir o complementar hierbas frescas, especialmente cuando no están disponibles o no son de temporada. Los aceites esenciales pueden ser un excelente fondo de despensa.
Cómo usarlos en tu cocina
Te compartimos algunas preguntas frecuentes que puedes resultarte muy útiles para cocinar con aceites esenciales:
¿Cómo dosifico los aceites esenciales al cocinar? La clave está en usar muy poca cantidad, porque son súper concentrados. Un truco casero muy útil es usar un palillo de dientes: moja la punta en el aceite esencial y luego pásalo al plato o preparación. Así controlas mejor la dosis y evitas pasarte.
¿Se pueden calentar los aceites esenciales? Mejor evitar calentarlos a fuego fuerte o por mucho tiempo, ya que el calor puede volatilizar sus aromas y reducir su sabor. Lo ideal es agregarlos al final de la cocción o en preparaciones frías.
¿Puedo usar aceites esenciales para cocinar todos los días? Sí, siempre que sean aceites de grado alimentario y se usen en pequeñas cantidades. Recuerda que menos es más, y es bueno variar para no saturar el paladar ni el cuerpo.
¿Qué pasa si pongo demasiado aceite esencial? El sabor puede volverse amargo o muy fuerte, incluso tóxico en algunos casos. Si sucede, intenta diluir la preparación con más ingredientes o líquidos, pero lo mejor es empezar siempre con dosis pequeñas.
¿Los aceites esenciales sustituyen las hierbas frescas? No siempre, pero pueden ser un buen complemento o alternativa cuando no tienes hierbas frescas a mano. Eso sí, su sabor es mucho más concentrado y distinto, así que úsalos con cuidado.
¿Dónde compro aceites esenciales para cocinar? Busca marcas confiables que indiquen claramente que el aceite es grado alimentario o “food grade”. Evita aceites para uso exclusivamente aromático o terapéutico si quieres usarlos en la cocina.
Recetas con aceites esenciales comestibles
Hummus de romero y limón
Un bote de garbanzos (lavar bien).
2 dientes de ajo pelados.
2 cucharadas de AOVE.
2 cucharadas de tahín.
Jugo de 1/2 limón.
2 gotas de aceite esencial de limón.
1 gota de aceite esencial de romero.
Una cucharadita de sal marina.
🌿 Introduce todos los ingredientes en el vaso de la batidora y tritura bien hasta obtener una textura homogénea. Puedes ajustar con agua.
Yogurt natural con toque cítrico y semillas
1 yogur natural o vegetal sin azúcar.
1 gota de aceite esencial de naranja o pomelo.
1 cucharada de semillas de chía o lino.
Frutas frescas y de temporada al gusto.
Opcional: una cucharadita de miel.
🌿 Mezcla el aceite esencial con el yogur (usa el truco del palillo si prefieres más suavidad), añade las frutas y las semillas. Un desayuno o merienda súper refrescante y digestivo.
Infusión calmante de melisa e ylang ylang
1 taza de agua caliente.
1 bolsita de infusión de melisa o manzanilla.
1 gota de aceite esencial de ylang ylang.
Opcional: 1 cucharadita de miel.
🌿 Infusiona la hierba en agua caliente y añade la miel y la gota de aceite (usa un palillo si prefieres sutileza). Ideal para un momento de relax antes de dormir. Puedes agregar hielo en verano.
Trufas de chocolate con aceite esencial de menta
200 g de chocolate negro del 85%.
100 ml de nata vegetal o crema de coco.
1 gota de aceite esencial de menta.
Cacao puro en polvo para rebozar.
🌿 Funde el chocolate con la nata a fuego muy bajo. Añade la menta y deja enfriar en la nevera hasta que tome cuerpo. Forma bolitas con las manos y rebózalas en cacao.
Vinagreta cítrica
3 cucharadas de AOVE.
Una cucharada de vinagre de manzana.
1 gota de aceite esencial de limón.
Sal y pimienta al gusto.
Opcional: una cucharadita de miel.
🌿 Mezcla todos los ingredientes en un bol pequeño. Usa un palillo para añadir el aceite esencial y mezcla bien. Esta vinagreta va genial con ensaladas verdes, quinoa o verduras asadas.
Limonada détox con lima y bergamota
1 litro de agua.
Zumo de 2 limones.
1 gota de aceite esencial de lima.
1 gota de aceite esencial de bergamota.
Un poquito de miel.
Hielo y rodajas de lima para servir.
🌿 Mezcla todo muy bien en una jarra. Sirve bien fría.
En resumen…
Usar aceites esenciales en la cocina es una forma preciosa de reconectar con la naturaleza, jugar con los sentidos y añadir magia líquida a tus platos. Pero recuerda: no todos son comestibles, y su uso requiere mimo, información y moderación.
Empieza poco a poco, con curiosidad y respeto. Experimenta, huele, saborea… y convierte tu cocina en un pequeño laboratorio botánico donde cada gota cuenta.
La sensación de cansancio es algo que todos hemos experimentado en algún momento. La pregunta es: ¿cómo de a menudo? Si es algo puntual puede deberse a una mala noche de sueño, una carga de trabajo pesada un día en concreto o el estrés por algo que te ha provocado preocupación. Sin embargo, si te sientes cansada habitualmente, hay un factor crucial que suele pasarse por alto y que tiene mucho que ver con la vitalidad: la importancia de una buena hidratación. . ¿Sabías que mantenerte adecuadamente hidratada puede ser la clave para recargar tu energía de manera natural?
La importancia del agua en tu cuerpo
El agua es esencial para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Aproximadamente el 60% de nuestro cuerpo está compuesto por agua, y esta desempeña un papel fundamental en muchas funciones vitales como: la circulación sanguínea, la digestión y la regulación de la temperatura corporal. Cuando no bebemos suficiente agua, estas funciones pueden verse afectadas, lo que puede generar una sensación de fatiga, somnolencia y falta de energía. ¿Crees que puede ser esto lo que te esté pasando a ti?
En muchas sesiones que realizo me encuentro con que uno de los puntos a mejorar dentro de los hábitos diarios es beber agua. En sorprendente cómo algunas personas han llegado a desconectar de la sensación de sed y, otras, directamente no se acuerdan de beber.
¿Por qué ocurre esto? Si poco a poco, vamos bebiendo cada vez menos agua ocurre lo siguiente en nuestro organismo: a medida que el cuerpo se acostumbra a una ingesta insuficiente de líquidos, el sistema que controla la sed en el cerebro puede volverse menos sensible. Esto puede hacer que la necesidad de agua no se perciba con claridad, incluso si el cuerpo está empezando a deshidratarse. Además, factores como el estrés o la falta de sueño pueden alterar la respuesta normal del cuerpo en relación a la sed.
¿Cómo puede afectar la deshidratación a tu energía?
La deshidratación, incluso en niveles leves, puede tener un impacto significativo en nuestra vitalidad. Al no tener suficiente agua, el cuerpo comienza a trabajar de manera menos eficiente, lo que provoca que los sistemas que dependen del agua no funcionen correctamente. Como resultado, puedes sentirte más cansada, lenta y menos concentrada.
Además, la deshidratación puede afectar el equilibrio de los electrolitos, esenciales para la contracción muscular y la función nerviosa. Esto no solo provoca fatiga física, sino que también puede hacer que tu mente se sienta nublada y con dificultad para concentrarse.
La hidratación no es el único factor que puede estar influyendo en esa sensación de falta de energía. También influye el encontrarse en una situación de estrés prolongado, falta de sueño, déficit de nutrientes e, incluso, ritmos circadianos alterados.
Beneficios de una hidratación adecuada
Mejora la circulación sanguínea: al estar bien hidratada, tu corazón puede bombear sangre de manera más eficiente, lo que ayuda a distribuir oxígeno y nutrientes a tus células.
Incrementa tu rendimiento físico: si eres activa, mantenerte hidratada te ayudará a reducir la fatiga muscular y aumentar tu resistencia.
Favorece la concentración: un cerebro bien hidratado funciona mejor, lo que te permite mantener la concentración durante más tiempo.
El agua ayuda a transportar nutrientes y desechos y facilita la comunicación celular.
Además, el cerebro, que está compuesto en su mayoría por agua, necesita una hidratación adecuada para funcionar de manera óptima, ya que la deshidratación puede afectar a la memoria, la concentración y el estado de ánimo.
Favorece la microbiota intestinal ya que la falta de agua puede contribuir al crecimiento de bacterias patógenas y disminuir la cantidad de bacterias beneficiosas. Esto puede alterar la producción de neurotransmisores como la serotonina (el 90% se produce en el intestino), afectando directamente al estado de ánimo y generando más estrés en el cuerpo.
¿Te has sentido identificada con esto? Aquí van unos consejos
Lleva una botella de agua contigo durante el día.
Si te cuesta beber agua, puedes tomar infusiones o prepararte agua vitaminada para aportarle un poco de sabor natural.
Come alimentos ricos en agua como frutas y verduras y elaboraciones que también aporten hidratación como cremas y sopas.
Si se te suele olvidar, ponte algunos recordatorios: puedes añadir alarmas, descargarte una app que te ayude a registrar cuánto bebes al día o directamente un post-it en los sitios más visibles para ti.
¿Trabajas en casa? Puedes dejarte vasos por los sitios que más frecuentas.
Y no olvides: la hidratación diaria no solo es crucial para mantener el equilibrio fisiológico, sino también para asegurar que el cuerpo funcione correctamente a nivel neurológico e inmunológico.
Poco a poco irás creando el hábito. Si se te olvida de nuevo, vuelve. No desistas 🙂
Hay alimentos que son verdaderas maravillas de la naturaleza. Que albergan propiedades y nutrientes fundamentales para el buen funcionamiento del organismo. Así que estoy segura que tenerlos en la despensa, solo puede traer cosas buenas. ¡Toma nota!
Nueces de Brasil o coquito de brasil
Nueces o coquitos de Brasil, puedes llamarlos como quieras pero lo que está claro es que este fruto seco es muy interesante por su gran aporte en selenio 💚, un mineral que es indispensable para la salud de la glándula tiroides.
Un buen hábito es tomar de 2 – 4 nueces de Brasil al día (en mi caso tomo 2). Es muy importante que tengas en cuenta que no es recomendable abusar de ellas, justamente para evitar el exceso de selenio.
Además, son ricas en ácidos grasos esenciales y también contienen fibra y otros minerales y vitaminas ⚡️; y en aminoácidos (proteína vegetal 🌿).
Puedes consumirlas en el desayuno (con un yogur o con porridge) o como snack a media mañana (son muy saciantes 😋). También puedes aprovecharlas y mezclarlas con otras semillas y especias, molerlo todo y convertirlo en un condimento de ensaladas y salteados.
¿Conocías este fruto seco? ¿Lo has probado? 😍
Raíz de loto
La raíz de loto parte de la famosa (y bellísima) flor de loto. Es un tubérculo que crece dentro del agua y que aparentemente puede parecer feo, pero cuando la partes descubres su forma alveolada, tan similar al alvéolo pulmonar 🫁.
Y es que existe una estrecha relación entre la raíz de loto y la salud pulmonar 💚. Ahora verás…
Encontrar raíz de loto fresca no es tarea fácil, pero sí puedes comprar el polvo de raíz de loto y que sea un fondo de tu despensa para utilizar cuando lo necesites o por prevención.
Beneficios y cómo tomar el polvo de raíz de loto:
🌿 Es un tónico para los pulmones. Ahora que ha llegado la época de los resfriados con los cambios de temperatura, este ingrediente ayuda a deshacer mucosidad y a eliminar flemas. Y también a descongestionar y calmar la tos.
En una infusión bien caliente, añade una cucharadita de polvo de raíz de loto y mezcla bien. Si quieres potenciar su efecto en tu salud pulmonar, mezcla con jengibre.
🌿 Refuerza el sistema inmune, ayudando a prevenir infecciones.
En tu infusión, añade una cucharadita de este polvo y unas gotas de tamari.
🌿 Ayuda a tu salud intestinal, mejorando el tránsito intestinal.
La combinación perfecta para el cuidado intestinal es agua o té, con kuzu y una cucharadita de polvo de raíz de loto.
🌿 Es un excelente antioxidante por su alto contenido en vitamina C, indispensable también para la salud de la piel.
Haz más aromática tu infusión con unas gotitas de cítrico (limón, naranja, mandarina, pomelo…) y una cucharadita del polvo.
🌿 Relaja el sistema nervioso gracias a ser rica en vitaminas del grupo B, especialmente la B6.
Si te encuentras en un período en el que te sientes irritable, ansiosx o nerviosx, prepárate una infusión al día con el polvo de raíz de loto. Y tómala despacio, respirando.
Si encuentras la raíz de loto fresca, puedes laminarla e incluirla en sopas, salteados o hacerla tipo chips. ¡Tiene un sabor delicioso 😋!
Levadura nutricional
¿Tienes levadura nutricional en casa y la incluyes en tus recetas 🥗?
Este súper alimento puedes encontrarlo en polvo, gránulos o en copos y es de color amarillo. Pero lo que realmente te sorprenderá (si todavía no lo has probado) es su sabor 💚.
¿Cómo puedes usarla? ¡Son tantas las maneras!:
🌻 Puedes añadirla a cualquier tipo de batido o smoothie.
🌻 También a sopas o cremas.
🌻 En la cocina vegana, se utiliza para encontrar el sabor que da el queso. Por lo que puedes usarla para gratinar pasta.
🌻 También se emplea para aportar sabor y espesar salsas.
🌻 Te encantará añadirla a ensaladas o verduras a la plancha.
La levadura nutricional presenta propiedades muy interesantes:
🌿 Es rica en vitaminas del complejo B.
🌿 Su aporte calórico es bajo.
🌿 Es una fuente de proteína completa.
🌿 Y también contiene minerales tan necesarios como el hierro, zinc, selenio, entre otros.
🌿 Cuida de la piel, las uñas y el cabello.
Esta levadura está inactiva, por lo que no fermenta. Por supuesto no tiene gluten ni favorece la inflamación. Y además de ser un súper alimento 🙌, tiene un sabor a nueces y queso que transformará tus platos.
Por cierto, es un alimento que puedes comprar a granel, en la cantidad que prefieras. Te recomiendo que la conserves en un tarro de cristal con cierre hermético, en un lugar fresco y seco 🤗.
¿Te animas a incluir estos 3 ingredientes en tu próxima compra? Te animo a crear una despensa – botiquín y a que empieces a beneficiarte de las increíbles propiedades de los alimentos.
La energía femenina representa la Madre Tierra, es la energía que da vida, que alimenta y que sostiene. Es la energía que abraza y protege. Y, de la misma manera, la energía femenina también busca nutrirse. ¿Te has parado a pensar en cuáles son los alimentos que nutren esta energía para preservarla? Si te quedas a leer este post, te invito a conectar con el cuerpo femenino y a profundizar en cómo funciona para comprender qué nutrición es la que necesita.
Las mujeres albergamos una zona muy especial en el cuerpo que se denomina Hara, nuestro centro. Esta zona se encuentra en la parte baja del abdomen y es el lugar donde se genera una energía de acumulación muy potente capaz de mantener otro ser vivo durante nueve meses. Esta fuerza es centrípeta. Para equilibrar busca la fuerza opuesta, una energía centrífuga y de expansión. Sabiendo esto…
¿Qué alimentos son los que ofrecen este tipo de nutrición?
No se trata de hacer un listado con «alimentos permitidos» y «alimentos no permitidos». Con este listado te animo a que observes en qué medida están presentes en tus platos y a que valores si puedes introducirlos más a menudo.
Verduras de hoja verde: en abundancia. Nos ayudan a depurar y eliminar toxinas como: las endivias, la rúcula, la escarola, el brócoli, los berros…
Verduras redondas y de raíz: zanahorias, calabaza, chirivía, coliflor, boniato, cebolla…
Busca el sabor dulce de los alimentos: a través de algunas frutas cocinadas como las compotas con canela (la canela es otro de los ingredientes imprescindibles) o las verduras dulces como calabaza al horno o donuts de boniato caseros.
Cereales integrales y pseudocereales: en este caso los más recomendados son los más ligeros como la quinoa, el trigo sarraceno, la cebada, el mijo, el amaranto y el arroz integral.
Proteínas vegetales: puedes obtenerlas especialmente de las legumbres, pero también de pescados pequeños (tienen menos cantidad de metales pesados). Intenta reducir el consumo de carne.
Grasas saludables: las puedes obtener de alimentos como el aguacate, los frutos secos y las semillas, especialmente el lino. También de los aceites vegetales de calidad o de alimentos como el ghee.
Algas marinas: inclúyelas en tu alimentación pero sin abusar, son muy ricas en vitaminas como wakame, kombu, alga nori, espagueti de mar o hiziki.
Ingredientes con gran capacidad depurativa como el daikon, la seta shitake, los champiñones o verduras como los rabanitos, el nabo, el apio y los espárragos.
Ponle la guinda a tus platos con hierbas frescas como perejil, albahaca, cebollino, orégano, cilantro, romero…
Usa especias como el jengibre, la canela, la cúrcuma, el clavo…
Ya puedes empezar a nutrir tu energía femenina con estas recomendaciones.
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